Siento que soy de allá, no de aquí
Juan Carlos Negretti
 

Antes de venir a Rumania, le eché un vistazo a algunas enciclopedias, tengo algunas en casa que tratan, por orden alfabético, diferentes temas y enseguida miré la R de Rumania. Había algunas fotos de la Sala Palatului (Sala del Palacio) y se hacía un recorrido por diferentes aspectos: la geografía, el clima, las fiestas populares, el régimen político, la capital, las principales ciudades, la economía, la actividad de la gente y, así, rápidamente, pude hacerme una imagen rápida. Llenaban dos páginas con fotos a color y aún pasaron cinco o seis meses hasta que me fui a Rumania.

No traje conmigo objetos importantes, solamente algunos libros. Recuerdo que los tomé porque me había enterado de que los inviernos en Rumania eran largos y no podía estar en la calle como en Venezuela, donde pasaba mucho tiempo fuera de casa, adonde prácticamente sólo iba de vez en cuando a comer y a dormir, como si fuera una especie de hotel. En Rumania el invierno te obliga a quedarte en casa y tomé algunos libros conmigo porque sabía lo que me esperaba.

Los primeros seis meses los pasé estudiando la lengua (en octubre del 94 tenía que empezar las clases). Me trasladé a Piteşti para estudiar un curso ??preparatorio? de cara a alcanzar cierto nivel. Allí viví en una residencia junto a otros latinoamericanos en un albergue de estudiantes. Aprendí un rumano más literario, con aceasta, aceştia, etc. (esta, estos) y cuando empecé a entender un poco la lengua, me di cuenta de que en la calle no se hablaba así, sino con ăla, ăsta (aquel, esto) y no me sonaba bien el rumano que se hablaba en la calle, aunque poco a poco fui sustituyendo aquellas palabras literarias por otras normales, informales podríamos decir.

 Aquí he conocido a muchos hablantes de espa?ol: te los vas encontrando sin necesidad de buscarlos y, sin esfuerzo, acabas relacionándote con ellos. Ahora no siempre me alegro cuando me encuentro a alguien que habla espa?ol: si me gusta la persona en cuestión, está bien, si no, no. No existe ninguna obligación ante él.

Con la beca que tenía, podía matricularme en cualquier facultad. Cuando era peque?o, había ido una vez a la facultad de arquitectura de mi ciudad natal (Mérida) y me gustaron mucho las maquetas y las casitas. Más que maquetas, me parecieron hermosas casitas, juguetes y, desde entonces, sentí el deseo de estudiar arquitectura. Lo había intentado en Venezuela, pero no conseguí ingresar a la facultad, así que aquí en Rumania me matriculé en la facultad de arquitectura y me fue difícil a causa del idioma, que no conocía muy bien, del lenguaje específico de la arquitectura y de la novedad misma de todo aquello que haces por primera vez. Fue, como suele decirse, un shock cultural, no necesariamente negativo, pero me encontré con un mundo que ni siquiera sabía que existía.

En la residencia me fue difícil. No porque tuviera que pagar sino por las condiciones en las que la gente vivía allí. Estaba acostumbrado a tener intimidad, a ciertas condiciones mínimas: mi principal problema era el cuarto de ba?o, que era mixto. Pero después me fui a vivir con mi novia y, más tarde, me fui quedando unas veces en casa de un amigo y otras veces en casa de otro, así que no volví a pasar demasiado tiempo en la residencia, digamos que la mitad del tiempo.

Me costó acostumbrarme a la comida de aquí, donde se comen muchas cosas agrias, al concepto rumano de preparado de fríjoles, preparado con...diferentes verduras. En América hay otras costumbres culinarias, se come mucho arroz, siempre hay un tipo de comida considerado de base y el resto son guarniciones. Por ejemplo, los fríjoles serían guarnición y no un preparado en sí mismo. Hay concepciones diferentes... Allá se come mucha carne de ternera (menos de cerdo) y comida mucho menos grasa, o sea, no necesitamos acumular muchas calorías para afrontar el invierno. Hablar sobre la comida en Venezuela me resulta difícil: hay muchas cosas que no tiene sentido explicar como es lo uno o lo otro, todo el tiempo la gente me pregunta las mismas cosas, hablarte como se hace tal harina  es poco difícil.

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