Empecé a descubrir las diferencias, en el momento en que tú eres como los demás, o sea, te sientes como en casa, no hay ninguna diferencia aparte de una persona a otra. En el momento en que te encuentras fuera de tu contexto y los demás son diferentes a ti, te das cuenta con más claridad de esto, porque los demás, al ser muy diferentes a ti, hablan otra lengua, tienen otros chistes y otros gestos. Por ejemplo, ustedes tienen gestos típicamente rumanos que nosotros, en Venezuela, no tenemos. O el modo de hablar, hay cosas que yo veo y que quizá tú no ves, o quizá sí, no sé. Pero hay cosas de las que me doy cuenta porque soy diferente a ustedes y es algo típicamente rumano esta manera más cantada de hablar. Yo digo que cada lengua tiene una especie de melodía propia, tal y como tienen los italianos, los rumanos o los ingleses. Todas las lenguas tienen esto, que sientes cuando eres extranjero. Cuando estuve en casa me resultó muy difícil contarles a mi familia cómo es la vida en Rumania, a pesar de que yo sé muy bien cómo se vive en Rumania. Pero es muy difícil transmitir esto a quienes no han vivido aquí, así que les conté cosas más superficiales, pues no tuve la ocasión de hablar mucho sobre Rumania, más en profundidad. Cuando he viajado por los países de alrededor he visto que se parecen más entre ustedes que ustedes a mí. Esto de la latinidad es un mito demasiado traído por los pelos, es algo mucho más político. Un francés dice que es latino porque se entiende con un italiano, o con un rumano, o con un espa?ol. Pero, en realidad, hay un denominador común: el latín, del que tanto en tu lengua como en la mía derivan muchas palabras y es muy interesante y muy bonito que llamemos a las cosas con las mismas palabras o con una raíz común. Pero como espíritu propiamente dicho, yo no veo la cercanía. Sólo por la lengua. Porque un italiano, en comparación con un rumano, es muy diferente, por mucho que se diga que ambos son latinos. Sólo así, en el lenguaje, pero como espíritu no veo una gran cercanía. El espíritu de aquí parece de otra naturaleza. A mí me parece más bien eslavo. Cuando estuve en Eslovaquia tuve la impresión de que era un país más parecido: hay un espíritu común en esta zona que es muy difícil de describir. La música de Bulgaria y de Serbia me parece que se asemeja mucho a la música rumana. Por supuesto es una opinión absolutamente personal. Entre Chile y Venezuela, por ejemplo, hay diferencias enormes. Incluso de acento, si quieres. Aunque en toda América Latina se habla espa?ol, excepto en Brasil, existen diferencias enormes. Porque la gente crece en zonas con no sé qué tipo de relieve o no sé qué animales. Venezuela tiene una superficie seis veces más grande que Rumania. Imagínate cuántos kilómetros, cuántas diferencias. Venezuela tiene cuatro regiones, monta?a, costa, llanura y selva. Aun así, las fronteras que nos separan son bastante artificiales, en algunos casos a un lado y a otro de la frontera existe el mismo relieve, las mismas costumbres gastronómicas, las diferencias son mínimas. Incluso a mí empezó a parecerme algo forzada esta cosa de que yo soy latino. Yo soy, de hecho, americano, no latino (como decimos allá). Y esto para diferenciarnos de los sajones de Norteamérica. Lo de ser latino es algo no demasiado exacto, de hecho este concepto de Latinoamérica fue inventado por los franceses para que pudieran incluirse también ellos, desde el punto de vista (geo)político, en este tema. Antes era Hispanoamérica o Indoamérica, ideas mucho más pertinentes. |